En verano de 2006 tomé la importante decisión de tener un compañero de cuatro patas. Después de estudiar detenidamente los pros y contras de distintas razas, me decidí por un Schnauzer mini.
Llegó a casa un viernes del mes de julio con casi cuatro meses y, aunque es muy tranquilo y bonachón, fue una revolución. Lo cambió todo o más bien... yo hice muchos cambios sin que me los pidiera.
Vino de Madrid, allí vivía con su madre y sus hermanos en una casa con jardín. Se adaptó perfectamente a vivir en un piso, a ir y venir todos los días en coche, quedarse solo, conocer otros perros, viajar y acompañarme a todas partes.
Cuando tenía un par de años llegó Chloé a nuestra vida. Una pequeña de poco más de mes y medio que rebosaba energía y convirtió nuestro hogar en un centro de juegos, carreras y alegría constante...
Es curiosa la gran capacidad de adaptación que tienen estos pequeños y lo que son capaces de aportarnos día a día.
Vino de Madrid, allí vivía con su madre y sus hermanos en una casa con jardín. Se adaptó perfectamente a vivir en un piso, a ir y venir todos los días en coche, quedarse solo, conocer otros perros, viajar y acompañarme a todas partes.
Cuando tenía un par de años llegó Chloé a nuestra vida. Una pequeña de poco más de mes y medio que rebosaba energía y convirtió nuestro hogar en un centro de juegos, carreras y alegría constante...
Es curiosa la gran capacidad de adaptación que tienen estos pequeños y lo que son capaces de aportarnos día a día.